Cómo mantener una piscina limpia

Una de las tareas que no pueden eludir los dueños de una piscina es la limpieza. Es un privilegio tener una zona de baño en la que relajarse, divertirse y hacer deporte, pero para ello es inevitable cuidar el buen estado de las instalaciones y del agua. Te damos unos sencillos consejos sobre cómo mantener una piscina limpia.

Las instalaciones

Una piscina en buenas condiciones es más que una piscina con agua cristalina. Es esencial vigilar el buen estado del vaso y de todas las instalaciones que hay alrededor. 

Como es lógico, el vaso de la piscina es una parte primordial. Hay que comprobar de manera periódica que no hay fugas ni grietas por las que se pueda filtrar el agua. 

En caso de detectar alguna anomalía hay que solucionarla a la mayor brevedad posible. Por ejemplo, en las piscinas con revestimiento de gresite hay que comprobar que no falta ninguno. Se debe prestar atención a la zona de las escaleras donde una pieza rota o desaparecida puede causar lesiones al pisar en ella. 

También hay que revisar el buen estado de la depuradora, de los filtros, tuberías y bombas. 

Las escaleras de acceso son otro de los elementos físicos que hay que controlar. Hay que verificar que están bien fijados y que son seguros. También hay que revisar los bordes de la piscina así como otros elementos como las duchas y las vallas perimetrales.

El agua, clave para saber cómo mantener una piscina limpia

Llegamos al agua, el elemento base de una piscina. Tener una agua cristalina y sana es muy importante para poder disfrutar con plena tranquilidad de un baño.

Una de las reglas sobre cómo mantener una piscina limpia es hacer una limpieza de las paredes y fondos en profundidad. Si se vacía la piscina es posible hacer estas tareas con productos específicos (nunca con jabón) que eliminen todo tipo de suciedad. 

Si la piscina está llena -lo más habitual y ecológico- hay que echar mano de limpiafondos y productos adecuados para el agua, 

También es imprescindible regular el nivel del pH del agua, es decir el grado de acidez del agua. Y recuerda que los niveles óptimos son entre 7.2 y 7.6. También hay que controlar el nivel de cloro, ya sea una piscina con clorador salino o no. 

Y, por supuesto, ante cualquier signo de alerta con un color verdoso hay que actuar y aplicar antialgas, fungicida o cualquier otro producto químico. Como esto es muy importante, es recomendable contar con el asesoramiento de personal cualificado que sepa identificar el problema y dar con la solución. 

Por último, para saber cómo mantener una piscina limpia no hay que olvidarse de algo tan sencillo y elemental como limpiar la superficie. Eliminar mediante una red cualquier hoja, insecto o suciedad que enturbie el agua.